En la reproducción sexual, las nuevas plantas se forman a partir de dos células especializadas, los gametos, que se unen en el proceso de la fecundación para formar la célula huevo o cigoto, que se desarrollará hasta convertirse en una planta joven. La reproducción sexual permite una diversidad genética por medio de la recombinación genética.
En la reproducción asexual, las nuevas plantas se forman a partir de una o varias células del progenitor. Las plantas hijas normalmente tienen características idénticas a su progenitor. La reproducción asexual elimina toda posibilidad de recombinación genética. Al reproducirse una planta asexualmente, produce un clon, es decir, individuos con genotipos idénticos al de su planta progenitora.
miércoles, 21 de enero de 2009
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